Fringe, la otra Expediente X

Hola, muy buenas noches y bienvenidos una semana más a Series Yankis, vuestro blog favorito sobre series de ciencia ficción norteamericanas. En primer lugar, me llena de gran orgullo y satisfacción (como diría One Car Lost I) comunicaros que a partir de la próxima semana se duplicarán el número de críticas por semana. Sí, para los que domináis el mágico mundo de las matemáticas no será difícil sacar las cuentas, 1x2=2, siendo los jueves y los domingos los días seleccionados. Así que estad atentos.

Bueno, en segundo lugar, cómo no, os traigo la crítica de la semana. Ante sugerencias recibidas por parte de algunos de vosotros voy a intentar tocar parte del argumento y no hacer un mero recorrido por los personajes. ¿Capicci? Pues comenzamos, chicos.

Tras pegar un vistazo a las nominaciones de los Premios Saturn de los últimos años me ha entrado curiosidad por ver Fringe, no sé si por su nombre o porque ya me la habían recomendado. Pues bien, tras una sesión extensa de visionado he de decir que la primera temporada pinta bastante atractiva. Pero como dijo Jack el destripador: "Vamos por partes".

El parecido con Expediente-X, una de las mejores series de la década de los noventa, es más que evidente, pero quizá más en lo referido a los personajes que en la historia en sí.

Todo comienza con un vuelo en el que los más de cien viajeros mueren. Un virus tuvo la culpa. Esta parte no se la aconsejo a aquellas personas escrupulosas que se marean con ver un poco de sangre, ya que es bastante desagradable ver como las pasajeros entran en un estado de descomposición a gran velocidad. Se les desprende la piel, la mandíbula... En fin, un desastre. Que no queda títere con cabeza allí.
Este suceso comienzan a investigarlo dos miembros del FBI: Olivia Dunham y John Scott.

Tras descubrir que se trataba de un virus, sí, no lo sabían hasta la fecha, contactan con un científico un tanto extraño llamado Walter Bishop, que había investigado durante mucho tiempo las enfermedades relacionadas con la piel y que hasta ese momento se encontraba internado en un centro psiquiátrico tras ser acusado de un homicidio del que él se declaraba inocente. Qué va a decir el hombre.

Pues bien, al estar internado en el loquero y declararlo como demente tan sólo podían relacionarse con él sus familiares directos. Y aquí entra en escena su hijo, Peter Bishop, que no tenía relación alguna con su padre y que se dedicaba a hacer negocios por Iraq.

A partir de aquí son numerosos los casos que tienen que investigar sobre virus que mutan a las personas, las deforman o, simplemente, las matan. Tiene toda la pinta que detrás de todo esto está Massive Dynamics, una multinacional cuyo dueño estuvo compartiendo laboratorio con Walter Bishop. Pero sólo el tiempo puede darnos la razón.

Actualmente se está emitiendo en FOX la tercera temporada. Nos os la perdáis, recomendable 100%.