Saludos felices personajillos que buscáis información sobre series de animación cada jueves, bienaventurados seáis todos los que veis en este blog algo enriquecedor. La serie de hoy es de esas calificadas como políticamente incorrectas, tanto por su tipo de lenguaje, como por su discriminación hacia los canadienses y, por qué no decirlo, por la calidad pésima de sus dibujos. Series Yankis presenta a South Park.
Esta serie, destinada a un público adulto por todo lo comentado anteriormente, trata de satirizar la cultura, costumbres y modo de vida estadounidense, todo ello aderezado con un humor negro, que no todo el mundo soporta, contado a través de las vivencias y situaciones algo raras que les sucede a un grupo de niños (Stan, Kyle, Cartman y Kenny). Sus 11 temporadas en emisión nos hablan del éxito que esta serie ha tenido dentro de la población yanqui, siendo incluso protagonista de una película estrenada en el año 2000 (South Park: más largo, más grande y sin cortes), por la que llegó a estar nominada a los Oscar en la categoría de mejor canción original y recaudó por todo el mundo alrededor de 85 millones de dólares. En España la podemos seguir actualmente por el canal de música MTV.
A decir verdad en los primeros capítulos te impacta un poco el escenario pintoresco de la serie (parece que lo haya dibujado un niño pequeño) y sobre todo el lenguaje que se utiliza, no hay más que recordar el título de su famosa canción que más adelante os mostraré. Pero cuando comienzas a cogerle el ritmo a los creadores y sabes que es una crítica a la sociedad americana le acabas cogiendo simpatía.
Sin embargo, hay unos momentos en el que el absurdo llega a tales extremos que piensas que se están quedando contigo. Como en un capítulo en el que había un guardián del uso correcto del lenguaje que resultaba ser un dragón y, cuando alguno de los personajes hacía uso de un lenguaje ofensivo, el suelo se abría en dos y el lagarto gigante se comía al autor de las injurias. Así, como os lo cuento.
Pero bueno, quitando eso no está tan mal. Siempre y cuando no te importe que mancillen tu educado vocabulario.
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