viernes, 22 de abril de 2011

Qué infancia tan feliz

Tras repasar durante tres semanas algunas de las series de animación para adultos más controvertidas le llega el turno ahora a las producciones infantiles. La cantidad de éstas es tal que, muy a mi pesar, me he visto obligado a escoger sólo unas pocas. ¿Qué hubiera sido de mi infancia sin ellas? Ahora lo que más vende son las series de animación japonesas, lo conocido como anime, vénse Pokemon, Digimon, Naruto y cosas similares. Pues bien, hubo una época en la que Los Supersónicos, Los Picapiedra, Bugs Bunny, el Pato Lucas y compañía hicieron las delicias de los más peques de la casa, con un tono desenfadado y unas historias llenas de humor y fantasía. Y como no podía ser de otra manera traigo una producción escrita y dirigida por el mágnifico tándem que formaron William Hanna y Joseph Barbera, en la que un gato llamado Tom trabajaba durante cada episodio para atrapar a Jerry, un escurridizo y astuto ratón que siempre conseguía escapar de las trampas del felino. La historia es así de simple: un gato que quiere coger al ratón y un ratón que quiere huir de las garras del gato y todo ello presentado siempre en el mismo escenario: una casa. Series Yankis presenta a Tom y Jerry.

Esta serie era una de mis preferidas durante la infancia porque los personajes eran capaces de transmitir emociones y sensaciones mediante los movimientos corporales y las expresiones faciales. Tan sólo se les escucha hablar en la película de 1993 que, por cierto, vaya decepción me llevé de crío. Un pésimo doblaje y una historia nada original eran las principales características de una castaña de proporciones gigantescas que tuvo una crítica muy crítica, valga la redundancia.

Fue producida por el estudio de Hollywood Metro-Goldwin-Mayer en 1940 y, a partir de esta fecha, la producción subió como la espuma situándose en una de las series más galardonadas de la historia con 7 Oscar, repartidos en las décadas de los cuarenta y los cincuenta.

Pero, como no podía faltar, Tom y Jerry no está exenta de polémica. Desde múltiples sectores han tildado la producción de Hanna-Barbera de excesivamente violenta por todas las armas que utilizan el gato y el ratón para llevar a cabo sus propósitos. Hachas, pistolas, escopetas y explosivos se dan cita en una obra que no puede faltar en la filmoteca de los amantes de la animación.

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